Suiza de la A a la Z

El Apéro es una tradición suiza: se trata de disfrutar de un aperitivo invitando a las personas a reunirse. La opción favorita es un vaso de Fendant, un vino seco y afrutado de la variedad de uva chasselas, procedente de la región de Valais. Durante un almuerzo, celebrando un cumpleaños o un aniversario, o simplemente cuando se detenga a saludar a alguien con el típico “Grüezi”: siempre hay tiempo de tomarse un Apéro.

A finales de la década de 1860, en St Moritz, un legendario destino vacacional de invierno, los suizos inventaron este deporte de invierno, donde los equipos se lanzan en un trineo propulsado por la gravedad en un estrecho canal de hielo. La pista natural de bóbsled más larga y antigua se inauguró en el valle de Engadina el día de Año Nuevo de 1904 y como aún hoy sigue en funcionamiento, nada impide ir a probarla.

El chocolate con leche se inventó en Suiza en el siglo XIX. Este pequeño lujo se ha instaurado en nuestra vida cotidiana, ya sea dentro de un panecillo en la merienda o servido a bordo de un vuelo de SWISS. Su consumo per cápita en Suiza supone más de 11 kg, convirtiéndolo en un pilar de la cocina suiza.

El diseño suizo refleja la cultura nacional en el sentido más amplio de la palabra. Por ejemplo, la helvética, una letra sans serify inventada en 1957 por Max Miedinger, diseñador suizo de tipografía, es la fuente preferida en todo el mundo (basta con echar un vistazo al mapa del metro neoyorquino), mientras que el arquitecto Le Corbusier fusionó orden y creatividad para generar una forma totalmente innovadora de organizar el espacio vital.

Al practicar senderismo en Suiza disfrutará de unas vistas espectaculares y abundante aire fresco, además de conseguir un gratificante entrenamiento. No obstante, y si lo prefiere, hay una parada de funicular prácticamente a cada paso. La topografía del país presume de una extraordinaria variedad, que permite desde relajados paseos a la orilla de un lago hasta escaladas por las veredas de Brienzergrat, una cordillera transfronteriza en los Alpes del cantón de Berna.

Puede que sea algo caótico y bullicioso y que se pierdan los modales en la mesa, pero comer fondue sigue siendo un pasatiempo suizo ineludible que cuenta con fervientes defensores. Otras delicias que se pueden degustar son el Zürcher Geschnetzeltes, un estofado de ternera al estilo de Zúrich; la contundente rösti o tortita de patata; el raclette o, si lo prefiere, un plato de pasta conocida como Älpermagronen para entrar en calor.

El túnel de San Gotardo con sus 57 km es el túnel ferroviario más largo y profundo del mundo. Le trasladará desde los bosques de abetos en el cantón de Uri hasta las plantaciones de palmeras y cítricos en Tesino. Se construyó en el siglo XIX y se reinauguró en 2016 después de 17 años de incorporar una ingeniería revolucionaria.

Los suizos celebran sus tradiciones en sitios declarados patrimonio de la humanidad, incluyendo el conjunto Jungfrau-Aletsch de los Alpes suizos y numerosos trabajos arquitectónicos de Mario Botta.

El aire fresco de las montañas de Suiza ha inspirado muchos inventos: el chocolate con leche, la navaja multiusos suiza, el muesli, el velcro, la absenta, el film adherente para envolver alimentos e incluso algo tan cotidiano como la cremallera.

El personaje literario suizo más famoso en lengua alemana es Heidi, una niña que vive en los Alpes suizos con su abuelo. Es la heroína de dos libros infantiles de la autora Johanna Spyri, escritora del siglo XIX. Las novelas de Heidi se cuentan entre las obras más populares de todos los tiempos y se han traducido a 50 idiomas.

Quien se dé una vuelta en kayak en uno de los numerosos lagos y ríos de Suiza no tiene que preocuparse por si vuelca: el agua es tan clara y limpia que casi es una pena no darse una zambullida. Prácticamente todos los lagos y los ríos cuentan con instalaciones de acceso público al aire libre, conocidas como Badi, por si le apetece darse un baño. Son muy populares entre los suizos de todas las edades que acuden de la mañana a la noche.

En Suiza, nunca llegará muy lejos sin cruzar un resplandeciente lago, lo cual no tiene nada de particular dado que hay 1.484 muestras en Suiza. El agua alpina es tan prístina que resulta directamente potable, por lo que Suiza se enorgullece de tener la mejor agua corriente del mundo.

No se pierda la feria de arte internacional Art Basel: la impresionante colección de arte moderno y contemporáneo de Suiza se puede contemplar en numerosas galerías y más de 1.100 museos.

Con una de las mayores densidades de clubs y bares del mundo, Suiza se enorgullece de su oferta de ecléctica vida nocturna que abarca desde música underground y sonido electrónico hasta festivales de jazz celebrados junto a lagos.

Los suizos se pasan la vida fuera de casa y ¿cómo podría ser de otra manera? Tienen lagos, ríos y los Alpes a un paso de sus casas. Tan pronto como el sol despunta entre las cimas de las montañas o brilla detrás de unas nubes, se ponen en marcha: nadando, practicando senderismo, esquiando, montando en bici o simplemente disfrutando de unas vistas dignas de cualquier postal.

El icónico reloj suizo que Hans Hilfiker diseñó en 1944 para las estaciones de ferrocarril se ha convertido en un símbolo de la puntualidad suiza. Antes de que los relojes y los smartphones se volvieran omnipresentes, los suizos se fiaban de estos relojes para saber la hora. En este país se valora la puntualidad, que resulta fácil gracias a una red de transporte que funciona perfectamente.

Suiza tiene cuatro lenguas oficiales: alemán, francés, italiano y románico (por orden de prevalencia). Así mismo, existe una enorme diversidad de dialectos si se tiene en cuenta lo pequeño que es el país. Por ejemplo, hay más de 30 palabras para decir “corazón de manzana” en el alemán de Suiza.

Suiza cuenta con la red de ferrocarril más concurrida del mundo. Sin embargo, ésta funciona como un mecanismo de relojería gracias a las conexiones veloces que atraviesan el país. Stopover Switzerland le facilita el acceso gratuito a toda la red suiza de transporte público que le llevará allá donde quiera ir. Asegúrese de subirse a uno de los trenes con vistas panorámicas para poder disfrutar de los impresionantes paisajes alpinos.

La lucha suiza es un popular pasatiempo y a los ganadores del torneo o Schwingerkönige se les rinden honores dignos de héroes, además de recibir un toro como premio. El deporte tiene similitud con el sumo, el arte marcial de origen japonés, aunque los luchadores suizos están completamente vestidos con prendas tradicionales y los certámenes a menudo tienen lugar en panorámicas cimas de montañas en el marco de fiestas populares.

La belleza de Suiza se puede contemplar viajando sin necesidad de un automóvil, ya que las redes de ferrocarril y autobús son inigualables. El bono Swiss Travel Pass le permite subirse y bajarse tantas veces como quiera, de modo que puede empezar su viaje en un tranvía, subirse luego a un tren, pasarse a un barco y luego coger un autobús hasta el funicular que le llevará sano y salvo a una cabaña en las montañas.

El setenta y cinco por ciento de la población suiza vive en urbes y las encuestas señalan continuamente a las ciudades del país como las más aptas y atractivas para vivir del planeta. No sin razón Zúrich, Ginebra y Basilea se incluyen en el ranking de las 10 primeras de la encuesta de calidad de vida de Mercer de este año.

¿Demasiado bueno para compartirlo? Los suizos prácticamente se beben todo el vino que producen en sus viñedos, algunos de los cuales son los más altos de Europa. Solo el 1 o 2 por ciento del vino suizo se exporta a otros lugares.

Los refugiados hugonotes fueron quienes trajeron la fabricación de relojes a Suiza a finales del siglo XVI y los relojes siguen suponiendo el segundo producto que más se exporta del país.

La hospitalidad suiza tiene fama mundial. Sus raíces se remontan a los lujosos hoteles del siglo XIX que vaticinaron la edad dorada del turismo y establecieron un estándar que las escuelas de hostelería, los hosteleros y los restauradores de todo el país aún conservan hoy. Lugares como el Badrutt’s Palace Hotel en St Moritz simplemente no podrían existir en ningún otro sitio.

Este canto a la tirolesa, en el que se efectúan cambios bruscos de registro vocal, del tono grave de la voz de pecho al falsete, se originó entre los pastores en los Alpes centrales y sigue siendo una expresión común del folclore musical. De hecho, la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Lucerna incluso incluye en su oferta un grado de tres años o un título de posgrado de dos años con prácticas.

El aeropuerto de Zúrich, el hogar de las aerolíneas Swiss International Air Lines, es el aeropuerto internacional más grande de Suiza. Aquí se atienden cada año a unos 29 millones de pasajeros y se operan más de 250.000 vuelos con 185 destinos repartidos por todo el mundo. Con una estación de ferrocarril en el recinto, el aeropuerto de Zúrich es la puerta ideal de acceso a la abundancia de maravillas que se esconden tras las fronteras de Suiza.